martes, 28 de mayo de 2013

Desafiando un tópico.

Jamás pensé en cautivarte
-o, al menos, acceder a la
llave que abriera el cerrojo
que custodia ese tesoro,
para muchos tan preciado:
el aroma de un orgasmo
enterrando sus mayores
                             tabues]-
queriendo ser tu vasallo.

Yo nunca quise que fueras
una donna angelicata,
ni una Laura, ni una Lesbia,
ni una Beatrice si quiera;
ni busqué un locus amoenus.

El tiempo me aseguró
un escondite en tu almohada,
en una remota esquina,
donde se amontona el polvo.

Allí, soy un ácaro más,
un temor minimizado.
 
Pablo Velasco

jueves, 23 de mayo de 2013

Instante apenas

"Desde que te vi, supe que eras de menta"

Desde que te vi
supe que eras de menta
y quise probarte;
y con el tiempo el sabor
fue lo de menos: pude
haber mirado
una -cualquiera- de tus fotos
descubriéndote más allá
de lo que pudieran amar las yemas de mis dedos, 
elevándote a un lugar que
pudiera no corresponderte.
Durante días,
me escondía en la retaguardia
de tus declaraciones; fuiste un templo
en llamas durante demasiado tiempo,
y a mí el fuego, pudo en un instante
parecerme una manera perfecta de amar.
Pero incluso en las palabras a medias,
en la excusa del alcohol,
más allá estaba
la necesidad acuciante de buscarte
y de buscarnos: de creerte;
de creer que en la magnificación
de tu sonrisa desconocida, hubiera algún secreto para mí
permitiéndome que fueras más real
que la mayoría
de las palabras que he podido escribirte 
a lo largo de mi vida.



Francisco Vicente

miércoles, 22 de mayo de 2013

Primeros pasos

Aquí tenéis el primer videomontaje hecho por La Generación del 12. Se trata de un vídeo musical con pequeñas escenas de la vida diaria en las zonas más concurridas de Cartagena, nuestra ciudad.

VER EN HD 
Dirección cámara y producción: Sergi Planas 

martes, 14 de mayo de 2013

Powder


Apenas son suficientes mil años para formar un Estado; pero puede bastar una hora para reducirlo a polvo.
Lord Byron


Fotografía: Sergi Planas Y Angel Cadenas

lunes, 13 de mayo de 2013

Por qué quiero ser poeta

Ojala pudiera ser poeta
y contar como se deshilachan mis ventrículos,
hablar de como el vuelo de la gaviota
me recuerda a la forma en que me has olvidado.
Quisiera ser poeta para cantar sin rima
la canción del dolor de tus palabras
y escupir verso a verso cada lágrima que no mereces.
Si yo hoy fuera poeta hablaría del frío,
de la piedra, del acero, del cobarde cobre,
del vacío... que queda entre tu pecho y tu espalda.
Cuando la poesía sepa algo de ti hablará de pantanos secos,
de ojos oscuros que solo esconden indiferencia avergonzada,
de manos tímidas hasta la cobardía crónica,
pero no sabrá nada de tus besos de algarroba
ni de tu olor a cacao marchito.
El día que sea poeta haré que todas las colinas te olviden,
haré que olviden cada metáfora confesa
y cada palabra de amor alquitranado,
haré tu nombre asonante en todos los versos,
sobre todo en los libres,
y haré de la poesía un arma contra tu recuerdo.
Por eso y por tu culpa,
quiero ser poeta.

Antonio García Vázquez

miércoles, 8 de mayo de 2013

Por el olor de Marsella


"Tratando de no despertarla me senté desnudo en la cama con la vista ya 
acostumbrada a los engaños de la luz roja, y la revisé palmo a palmo. Deslicé la 
yema del índice a lo largo de su cerviz empapada y toda ella se estremeció por 
dentro como un acorde de arpa" Gabriel García Márquez, Memoria de mis putas tristes.


Entré en el Caserón de Santamaría de medio lado, como cayendo a él por capricho de una brisa febril: como caído de la desfachatez de una rama cualquiera, sin pétalos acaso, ni olor a jazmín, ni a lluvia. Era amor recogido en botellines de malta: cuerpos y más cuerpos descuidados de la higiene del alma y los perfumes, destiñendo mercancías vírgenes de todas edades y colores.  Las musas exhibían su potencial e inspiración insinuando los misterios de la carne bajo sus ligas, o mostrando abiertamente el mercal en una deshonrada muestra de total alevosía. Se llenaba de cazadores de almas, comerciantes de una juventud divina entregada al olor del sexo de plástico y las cortinas de tinte burdeos.
Allí estaba Libertine, bella entre todas las putas, esperando al caballero que pudiera pagar por los menesteres agrietados del corazón que percutía en su pecho apenas, más allá del cuerpo: esperando el pacto que pudiera remunerar un par de amores de su vida. Las piernas de los ángeles tienen un precio, y en Francia no llegaba a los veinticinco francos a la hora. No tardé en amarla hasta la locura. Y sé que, en lo más profundo de su pecho adolescente, ella también me amó.

Francisco Vicente